JUGANDO CON BISTURIS

Ayer me tocó jugar con bisturís... aunque mas que jugar yo con ellos, ellos jugaron conmigo... Si, siguiendo la tónica de éstos últimos tiempos otra vez estuve en manos de esos seres con batas verdes, blancas y azules que una vez que te pillan es dificil te dejen escapar... Y menos mal que me va tocando gente muy cachonda que por lo menos hacen mas llevadero éste calvario que se inició por una anemia y va derivando a un chequeo absolutamente total en el que me meten mano por todos lados... aunque mi culo les tiene locos y practicamente siempre acaban haciendome algo allí. Vamos, que si no acabo "perdiendo aceite" de ésta, no lo haré nunca...

A las 9,45 era la cita, la hora de la verdad... Sala de espera bastante repleta, marujas explicando sus últimas operaciones, abueletes, jóvenes, ambiente casi casi de romería, de fiesta, explicando a que iban y lo que tenían que hacerles... Yo calladito, ya que un carcinoma vasocelular con pinta de alien parecía una tontería al lado de las cosas que oía...

Me llaman. Me dicen que me empelote, que me quite todo lo metálico que lleve encima y me ponga un pijama azul cutre, muy cutre... Me siento un poco como debían de sentirse los judios cuando les mandaban ponerse el pijama a rayas en los campos de exterminio... Me dan unas cosas verdes que debo ponerme cuando pase a dejar algo de mi para siempre... y ya disfrazado de vuelta a la sala de espera.

Me pongo a investigar las cosas verdes y a probar si me entran en los zapatos las que parece corresponden a los pies ¡¡qran error!! Las marujas atacan como locas, todas quieren ser expertas educadoras del viejo arte de ponerte unos patucos y me dicen que debo colocarmelos en el pié, y con ellos puestos volver a meter el pié en el zapato. Me quedo a cuadros... me parece un absurdo... miro sus pies y todas tienen el patuco por dentro, algunas incluso ya se han puesto el gorro verde en la cabeza...

Me meto todo en el bolsillo del siniestro pijama y abandono la absurda conversación de las expertas patuqueras escondiendome tras mi periódico... y me llaman, si, me llaman a mi y salgo de la sala seguido por miradas de envidia y sin ponerme los putos patucos ni el demencial gorrito. La enfermera me pasa a otra habitación, me dice que me siente, me pide el kit verde del operado feliz... y me pone los patucos SOBRE los zapatos ¡¡ha triunfado la lógica!! ¡¡O las marujas querían quedarse conmigo o van a hacer el mas espantoso ridículo!!

Avanzo hacia el quirofano con mi pijama, mi gorrito, mis patucos... para quitarme unicamente algo así como una verruga fea de la espalda me han disfrazado, tengo mas miedo a que me fotografien que a que me operen... Me sientan en un sillon y me hacen una toma en una vena, que si soy alergico a algo, que si me mareo avise, que... Le digo que a ver si se estan equivocando, que lo mio es solo un alien que no abulta nada, que a ver si me operan de otra cosa con tanto preparativo, que los de Bilbao no necesitamos tanta mariconada...

Me pasan a la mesa del quirofano, el alien se revuelve viendo su fin próximo, me monitorizan con aparatos, gota a gota en la vena, anestesia al alien con un pinchazo en todo lo alto... Les cuento como lo que falta me lo quitó de un mordisco una mujer-madicina camerunesa que me dijo que esas cosas tenían malos espíritus y la forma de acabar con ellas era mordiendo... El descojono invade el quirófano, la ayudante del cirujano me dice que no me preocupe, que le van a poner un bozal, el cirujano suelta una carcajada, cachondeo a tope, entablamos conversación y mete el bisturí acertando al primer pinchazo; corta, corta, rebaña, recorta con tijeras, la anestesia que empieza a disiparse, me preguntan si siento algo y si me ponen mas y les digo que no, que sigan, que siendo de Bilbao dá igual...

Los seis puntos que me meten los siento casi en vivo pero dá igual... Bueno, ya está, me tapan la avería con un parche y me obligan a sentarme en una silla de ruedas pese a decirles que estoy perfectamente. Me preguntan si necesito algo y les digo que si, un cigarrillo y un whisky irían bien... Mas cachondeo... El cirujano me acompaña para darle a mi mujer unos papeles e instrucciones, ya que dice que con el cachondeo que me traigo vete a saber si me entero de algo... y el que mas se descojonaba era él...

Me visto de persona, el disfraz de campo de exterminio queda abandonado, vamos a la cafeteria a tomar un cafelito... y a la calle, a fumar uno tras otro para recuperar los cigarrillos perdidos...

Adios alien, mucho tiempo contigo pero ya sabes, todo tiene un final...